El horno es uno de los electrodomésticos básicos para cualquier cocina profesional, ya sea grande o pequeña; de hecho, lo primero que hacen los profesionales del sector cuando llegan al trabajo por la mañana es encender los hornos para que vayan precalentando, algo que, por cierto, es una práctica bastante mala y nada aconsejable, un mal hábito que supone un aumento bastante importante en la factura eléctrica. Por esto, nuestro primer consejo es calcular los tiempos de cocción y encender el horno solo durante el tiempo que necesitemos y no durante toda la jornada laboral.

Otro truco muy interesante, en caso de no disponer de un horno de alta gama que incluya la opción de humidificador, es crear tu propio humidificador casero. Como sabrás, algunos alimentos preparados al horno tienen el riesgo de quedar un poco secos, para evitarlo, introduce dentro del horno una cazuela o un bol con agua; al evaporarse el agua, el interior del horno se llenará de la humedad necesaria para evitar que el calor reseque los alimentos.

Muy relacionado con el primer consejo, cuando apagues el horno no lo dejes enfriar sin ningún alimento dentro y así aprovecha al máximo el calor residual. Aunque el horno esté apagado, se mantendrá caliente durante bastantes minutos, un tiempo de oro para, por ejemplo, asar manzanas para el postre del menú del día, para confitar unas cabezas de ajo o para descongelar un poco de pan, entre otras posibles acciones.

Finalmente, otra utilidad o truco muy interesante con los hornos profesionales consiste en utilizarlo para madurar aquella fruta que esté verde. Por ejemplo, si dispone de plátanos verdes, con precalentar el horno a 150ºC e introducir los plátanos a media altura, a los 15 minutos la cáscara se pondrá negra, pero su interior está en el punto.